Cuando Señor el día ya declina
quedaos con el hombre, que la noche
del tiempo y de la lucha en que camina
turba su corazón con su reproche.
Disipad vuestras dudas, hombres santos,
que, en el alto glorioso del camino,
ya dejasteis atrás temores tantos
de perder vuestra fe en el don divino.
Perdonar nuestros miedos, seguidores
del camino en la fe que fue ofrecido.
hacednos, con vosotros, confesores
de la fe y del amor que habeis vivido.
Que tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro amor y nuestra fe en tu Hijo amado. Amén.
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