EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»
Palabra del Señor
Reflexión de Hoy
El Sol en medio de la noche
El amanecer tiene un encanto extraordinario. ¿Quién no se ha levantado alguna vez tempranito solo por ver amanecer en algún lugar especial? Este verano lo hicimos un grupo de misioneros voluntarios que andábamos por Honduras: muy tempranito dejamos corriendo la cama y nos acercamos a la playa de Tela, ciudad del Norte de ese país con tanta riqueza natural y tanta pobreza, con tanta esperanza y tanta violencia. Desde allí, llevábamos un mes compartiendo sufrimientos, oscuridades, esperanzas y luchas con muchos hondureños y hondureñas que nos abrían sus comunidades, sus casas y sus corazones. No es fácil ver amanecer en Honduras: hay que madrugar mucho y el mar suele estar cubierto de nubes o de brumas. No es fácil ver amanecer, aunque luego, al menos durante la mañana, el Sol suele brillar con mucha fuerza.
No es fácil ver amanecer en nuestro mundo, porque la pobreza, la violencia, la injusticia y la desigualdad parecen crecer sin parar, a pesar de tanta gente buena, comprometida y luchadora. Hay mucha oscuridad y las tinieblas se hacen cada año más negras y temibles. Honduras nos ha ayudado a muchos a comprender la realidad en la que viven tantos hermanos y hermanas nuestros en tantos países del mundo…
24 de Diciembre: es noche oscura y terrible. Pero hoy nos va a visitar “el Sol que nace de lo alto”. Ya ha venido, y viene cada día, y vendrá. Esta noche celebraremos su llegada. La esperanza es posible: Él va a nacer, e iluminará toda tiniebla, toda sombra de muerte. Y guiará nuestros pasos por el camino del amor, el perdón, la justicia y la paz para todos y todas.
Amanece en Honduras, y en Israel, y en Centroáfrica, y en Irán, y en Afganistán, y en Somalia, y en Pakistán, y en México, y en Siria, y en Irak, y en Sur Sudán, y en Ucrania, y aquí mismo, y en todas las oscuridades y tinieblas que todavía hacen sufrir a tantos y tantas en nuestro mundo.
Hoy es un día para contemplar angustiados tanta oscuridad y sufrimiento, pero con un corazón lleno de esperanza. Un día para prepararnos así al estallido de luz y de alegría de la medianoche, cuando estalle la Luz en ese Niño, Dios-con-nosotros.
“¡Bendito sea el Señor!”.

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