BUENOS AIRES, 28 Ene. 15 / 03:17 am (ACI).- El Obispo de Mar del Plata (Argentina), Mons. Antonio Marino, envió una carta pastoral antes del inicio de la Semana Vocacional que se realiza del 7 al 15 de febrero. El Prelado señaló que hoy se necesitan muchas vocaciones de jóvenes que descubran la belleza y el gozo de una vida entregada totalmente a Jesús.
“Hoy necesitamos muchas vocaciones de jóvenes formados en gran intimidad con el Señor, que encendidos en el fuego del Espíritu Santo y animados por una fuerte capacidad de compasión, descubran la belleza y el gozo de una vida totalmente entregada a la causa del Evangelio de Jesús”, escribió el Obispo.
Mons. Marino reconoció que es mucho el trabajo y el cansancio que esperan a los ministros, y recordó el ejemplo de los apóstoles, enviados por Jesús según relata el evangelio. “¿De dónde sacaba Jesús las fuerzas para superar todo cansancio? Él vive buscando siempre la voluntad del Padre y la intimidad con él”.
“Es claro, por tanto, de dónde le salen las fuerzas: de la misión recibida del Padre y de su intimidad con él en la oración; de su docilidad al Espíritu Santo, de su capacidad de compasión y de misericordia y de la grandeza de la causa”, observó.
“En la semana vocacional, hay un énfasis claro en aquellas vocaciones que llamamos de especial consagración. Sin los ministros de la Iglesia, que actúan en nombre y representación de Cristo, y que enseñan, santifican y gobiernan al rebaño de Dios, las comunidades languidecen por falta de alimento espiritual, de la gracia de los sacramentos y de la guía y animación que los hombres necesitan”, manifestó el Prelado.
Mons. Marino también invitó a fomentar la vida consagrada en la Iglesia, que sin estas vocaciones se vería privada de una enorme riqueza. “En este año de la Vida Consagrada, querido por el papa Francisco, podremos ver mejor todo su potencial para irradiar el evangelio”, concluyó.
Oración por las vocaciones
Monseñor Marino concluye su carta pastoral con la siguiente oración para rezar por las vocaciones:
Señor Jesús, obedeciendo tus palabras, levantamos los ojos y miramos los campos maduros para la siega.
Vemos que la cosecha es abundante y pocos los trabajadores.
Con la unción del Espíritu Santo nos unimos a María, tu Madre, y oramos contigo al Padre del cielo.
Que no falten en tu Iglesia sacerdotes ministros de tu altar, pastores según tu Corazón, servidores de tu Palabra, pescadores de hombres, testigos de la Vida en abundancia que nos quieres regalar.
Necesitamos religiosas y religiosos que con el testimonio de sus vidas enriquezcan nuestra Iglesia diocesana de Mar del Plata con la variedad de sus carismas.
Concédenos perseverar siempre en la oración confiados en tus promesas. Amén.
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