EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

Hoy, lunes, 9 de febrero de 2015

Primera lectura

Comienzo del libro del Génesis (1,1-19):
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. 
Y dijo Dios: «Que exista la luz.» 
Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla, «Noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. 
Y dijo Dios: «Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas.» 
E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda «Cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo. 
Y dijo Dios: «Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.» 
Y así fue. Y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar». Y vio Dios que era bueno. 
Y dijo Dios: «Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.» 
Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. 
Y dijo Dios: «Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra.» 
Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Palabra de Dios

Salmo

Sal 103,1-2a.5-6.10.12.24.35c

R/.
 Goce el Señor con sus obras

Bendice, alma mía, al Señor, 
¡Dios mío, qué grande eres! 
Te vistes de belleza y majestad, 
la luz te envuelve como un manto. R/. 

Asentaste la tierra sobre sus cimientos, 
y no vacilará jamás; 
la cubriste con el manto del océano, 
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/. 

De los manantiales sacas los ríos, 
para que fluyan entre los montes; 
junto a ellos habitan las aves del cielo, 
y entre las frondas se oye su canto. R/.

Cuántas son tus obras, Señor, 
y todas las hiciste con sabiduría; 
la tierra está llena de tus criaturas. 
¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,53-56):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
Palabra del Señor

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Top