(ACI).- El Papa Francisco realizó este miércoles en la mañana de Roma, en la Plaza de San Pedro, un repaso por algunos problemas y desafíos con los que se encuentra la familia hoy día. En particular, habló del matrimonio y comentó el episodio evangélico de las bodas de Caná y respondió a la interrogante sobre qué en la actualidad los jóvenes no se quieren casar y sin embargo sí optan por la convivencia.
En las Bodas de Caná, “Jesús no sólo participó en este matrimonio, sino que 'salvó' la fiesta con el milagro del vino”, destacó el Pontífice. Se trata de la “primera de sus señales prodigiosas, con la que Él revela su gloria, la realiza en el contexto de un casamiento, y fue un gesto de gran simpatía por la familia que nace, solicitado de la premura materna de María”.
Dejando de lado el texto que tenía preparado para su catequesis, el Papa explicó que “esto nos hace recordar el libro del Génesis, cuando Dios termina la obra de la creación y hace su obra maestra, que es el hombre y la mujer y aquí Jesús comienza sus milagros con esta obra maestra en una boda, en una fiesta de boda, un hombre y una mujer, y así Jesús nos enseña que su obra maestra de la sociedad es la familia, el hombre y la mujer que se aman”.
Francisco reconoció que desde aquella boda en Caná han cambiado muchas cosas, pero “el signo de Cristo contiene un mensaje siempre válido”.
En este sentido, afirmó que “hoy parece que no es fácil hablar del matrimonio como de una fiesta que se renueva en el tiempo, en las diversas estaciones de la entera vida de los cónyuges”, sino que “es un hecho que las personas que se esposan son siempre las de menos. ¡Es un hecho!”, recalcó.
“En muchos países aumenta en su lugar el número de las separaciones, mientras disminuye el número de hijos. La dificultad de permanecer juntos –sea como pareja, sea como familia– lleva a romper las uniones siempre con mayor frecuencia y rapidez, y los hijos son los primeros en llevarse las consecuencias”.
Los hijos son, pues, “las primer víctimas, las víctimas más importantes, que sufren más en una separación son los hijos”, agregó.
El Papa señaló que “se experimenta desde hace poco que el matrimonio es una unión “a tiempo determinado” e “inconscientemente será así”. En efecto, “muchos jóvenes son llevados a renunciar al proyecto mismo de una unión irrevocable y de una familia duradera. Creo que debemos reflexionar con gran seriedad sobre por qué tantos jóvenes 'no sienten el deseo de casarse'”.
El Pontífice lo achacó a “esta cultura de lo provisional; todo es provisional, parece que no hay nada definitivo”.
El Santo Padre dijo luego que esa una de las preocupaciones de hoy. “¿Por qué a menudo prefieren convivir, y muchas veces con una 'responsabilidad limitada'?; ¿Por qué muchos –también entre los bautizados– tiene poca confianza en el matrimonio y en la familia?”, se preguntó.
“Es importante buscar comprender, si queremos que los jóvenes puedan encontrar el camino justo que recorrer. ¿Por qué no tienen confianza en la familia?”, volvió a preguntarse. “Las dificultades no son sólo de carácter económico, si bien estas son de verdad serias. Muchos piensan que el cambio acontecido en estos últimos decenios se ha puesto en marcha desde la emancipación de la mujer. Pero ni siquiera este argumento es válido”.
“Esto es también una injuria, no es verdad, es una forma de machismo que siempre quiere dominar a la mujer, y hacemos la fea figura que hizo Adán cuando Dios le ha dicho: ¿'pero por qué has comido la fruta?'. 'Ella me la ha dado, la culpa es de la mujer'. Pobre mujer, debemos defender a la mujer”, pidió Francisco.
El Papa también aseguró que “en realidad, casi todos los hombres y las mujeres querrían una seguridad afectiva estable, un matrimonio sólido y una familia feliz”.
“La familia está en la cima de todos los niveles de satisfacción entre los jóvenes; pero, por miedo a equivocarse, muchos no quieren ni siquiera pensar en ello; aunque sean cristianos no piensan en el matrimonio sacramental, signo único e irrepetible de la alianza, que se convierte en testimonio de la fe. Quizás este miedo a fallar es el obstáculo más grandepara acoger la palabra de Cristo, que promete su gracia a la unión conyugal y a la familia”.
El Papa destacó también que “el testimonio más persuasivo de la bendición del matrimonio cristiano es la vida buena de los esposos cristianos y de la familia. ¡No existe modo mejor de explicar la belleza del sacramento!”.
“El matrimonio consagrado de Dios cuida esa unión entre el hombre y la mujer que Dios ha bendecido hasta el fin de la creación del mundo; y que es fuente de paz y de bien para la vida conyugal y familiar”.
Francisco manifestó que “la semilla cristiana de la radical igualdad entre los cónyuges debe hoy llevar nuevos frutos. El testimonio de la dignidad social del matrimonio se transformará en persuasiva a través de esta vía, la vía del testimonio que atrae. La vida de la reciprocidad entre ellos, de la complementariedad”.
“Por eso, como cristianos, debemos ser más exigentes a este respecto. Por ejemplo: sostener con decisión el derecho a la retribución igualitaria por el mismo trabajo; ¡la disparidad es un escándalo!”, dijo.
Además alentó a “reconocer como riqueza siempre válida la maternidad de las mujeres y la paternidad de los hombres, a beneficio sobre todo de los niños”. Igual que “la virtud de la hospitalidad de las familias cristianas reviste hoy una importancia crucial, especialmente en las situaciones de pobreza, de deterioro, de violencia familiar”.
Antes de concluir, el Papa pidió a todos los fieles que abarrotaron la plaza “no tener miedo de invitar a Jesús a la fiesta de la boda”. “No tengamos miedo de invitar a Jesús a nuestra casa para que esté con nosotros y cuide a la familia, y ¡también a su Madre María!”.
“Los cristianos, cuando se casan 'en el Señor', vienen transformados en un signo eficaz del amor de Dios. Los cristianos no se desposan solo para sí mismos: se esposan en el Señor en favor de toda la comunidad, de toda la sociedad”, dijo al terminar anunciando que su próxima catequesis será sobre la vocación del matrimonio cristiano.
Fiesta de Santa Catalina de Siena
Al saludar a los peregrinos de lengua italiana, el Pontífice recordó que “hoy celebramos la fiesta de Santa Catalina de Siena, Patrona de Italia y de Europa” y pidió un aplauso para “nuestra Patrona”.
“Que su existencia haga comprender a vosotros, queridos jóvenes, el significado de la vida vivida para Dios; que su fe inquebrantable os ayude a todos vosotros, queridos enfermos, a confiar en el Señor en los momentos de desazón; y su fuerza con los poderosos os indique a vosotros, queridos esposos recién casados, los valores que realmente cuentan en la vida familiar”.
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