EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

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NUEVA YORK, 24 Sep. 15 / 07:42 pm (ACI).- Durante la celebración de las Vísperas la Catedral de San Patricio de Nueva York en Estados Unidos y en medio de un profundo espíritu de oración el Papa Francisco invitó a los sacerdotes, religiosos y religiosas a vivir su vocación con alegría, rechazar la espiritualidad mundana, evitar que se apague el espíritu de generosidad y reconoció los sacrificios cotidianos que realizan en los diversos campos de su apostolado.
El Papa se desplazó en el papamóvil por la Quinta Avenida acompañado por una gran cantidad de vehículos de seguridad, recibido por miles en las calles y por las campanas de la Catedral donde lo esperaban el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, y otras autoridades locales.
Al llegar al templo y en su recorrido hacia al altar saludó con un beso a un joven y luego a una niña afroamericana en silla de ruedas que lloró emocionada por su breve encuentro con el Santo Padre.
Como de costumbre, dejó un ramo de flores ante una imagen de la Virgen María con el Señor a sus pies, la “Piedad” que se encuentra en el lado derecho del templo.
Luego el Papa rezó de pie y en silencio ante el Sagrario, el lugar en donde se resguarda en las iglesias el sacramento de la Eucaristía, presencia real de Cristo.
La homilía
El Papa recordó las palabras del apóstol San Pedro: “Alégrense, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas» y exhortó a todos los sacerdotes y religiosos a “vivir nuestra vocación con alegría”.
El Santo Padre destacó la belleza de la Catedral de San Patricio, la Catedral católica de estilo neogótico más grande de Norteamérica. En su discurso destacó la labor de muchos los sacerdotes y consagrados que han trabajado en el campo de la educación y han tenido un papel fundamental ayudando a los padres en la educación de sus hijos. Recordó especialmente a Santa Isabel Ana Seton, cofundadora de la primera escuela católica gratuita para niñas en los Estados Unidos y a San Juan Neumann, fundador del primer sistema de educación católica en el País.
Luego el Papa centró su mensaje en la vocación y expresó su solidaridad por la situación de sufrimiento “a causa de la vergüenza provocada por tantos hermanos que han herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos más indefensos.
“Con las palabras del Apocalipsis, les digo que soy consciente de que «vienen de la gran tribulación». Los acompaño en este tiempo de dolor y dificultad, así como agradezco a Dios el servicio que realizan acompañando al Pueblo de Dios”.
Con el propósito de ayudarles a seguir en el camino de la fidelidad a Jesucristo el Papa realizó dos breves reflexiones. La primera se refirió al espíritu de gratitud y la necesidad de que los consagrados “están llamados a descubrir y manifestar un gozo permanente por su vocación. La alegría brota de un corazón agradecido” y agregó que “la alegría de los hombres y mujeres que aman a Dios atrae a otros; los sacerdotes y los consagrados están llamados a descubrir y manifestar un gozo permanente por su vocación”.
Para lograr esto el Papa les pidió hacer “memoria del primer llamado, memoria del camino recorrido, memoria de tantas gracias recibidas... y sobre todo memoria del encuentro con Jesucristo en tantos momentos a lo largo del camino”.
En segundo lugar les recordó la importancia del espíritu de laboriosidad porque “un corazón agradecido busca espontáneamente servir al Señor y llevar un estilo de vida de trabajo intenso”.
El Papa pidió estar alertas ante la posibilidad de perder la generosidad y se refirió al tiempo libre. “Cuando pensamos que las comodidades mundanas nos ayudarán a servir mejor. El problema de este modo de razonar es que se puede ahogar la fuerza de la continua llamada de Dios a la conversión, al encuentro con Él. Poco a poco, pero de forma inexorable, disminuye nuestro espíritu de sacrificio, de renuncia y de trabajo. Y además nos aleja de las personas que sufren la pobreza material y se ven obligadas a hacer sacrificios más grandes que los nuestros”.
Francisco reconoció que el descanso es necesario, así como un tiempo para el ocio y el enriquecimiento personal pero aclaró que “debemos aprender a descansar de manera que aumente nuestro deseo de servir generosamente”.
El Papa agradeció luego a las religiosas de Estados Unidos: “¿Qué sería de la Iglesia sin ustedes? Mujeres fuertes, luchadoras; con ese espíritu de coraje que las pone en la primera línea del anuncio del Evangelio. A ustedes, religiosas, hermanas y madres de este pueblo, quiero decirles «gracias», un «gracias» muy grande... y decirles también que las quiero mucho”.
Francisco concluyó su mensaje poniendo en “las manos de la Virgen María la obra que se nos ha confiado; unámonos a su acción de gracias al Señor por las grandes cosas que ha hecho y que seguirá haciendo en nosotros y en quienes tenemos el privilegio de servir”.
Agradecimiento del Cardenal Dolan
En su saludo inicial al Papa, el Arzobispo de Nueva York Cardenal Timothy Dolan, dijo que “una vez que usted llegó a la Quinta Avenida, ¡se ha convertido en un verdadero neoyorkino! aunque usted ya tenía un hogar en nuestros corazones y en nuestras almas”.
Tras afirmar que desde 1808 los fieles de todo el mundo han llegado hasta la Catedral de San Patricio para “rezar, llorar y alegrarse, para sentir el amor, la gracia y la misericordia de Dios”, el Purpurado dijo que todos esta noche “hemos llegado a rezar con usted y por usted”.
El Cardenal explicó luego que han sido tres años los que han tomado para restaurar esta magnífica Catedral neogótica, la más grande de Norteamérica, cuyo proceso ha sido “una invitación de Jesús a la renovación espiritual de nosotros mismos y su Iglesia”.

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