FILADELFIA, 27 Sep. 15 / 12:39 pm (ACI).- El Papa Francisco tuvo este domingo un encuentro con cinco personas que fueron víctimas de abusos sexuales cuando eran menores de edad, a quienes expresó su dolor porque “su inocencia fue violada por aquellos en quien confiaban”, pidió que no abandonaran la Iglesia y aseguró que los miembros del clero que abusen y no protejan a los menores “tendrán que rendir cuentas de sus acciones”.
El Papa informó de esta reunión durante el encuentro con los obispos y fue confirmada por el vocero vaticano, P. Federico Lombardi, en una nota divulgada por la Santa Sede. El vocero vaticano indicó que se trató de cinco personas -tres mujeres y dos hombres- “víctimas de abuso sexual, por parte de algunos miembros del clero o de miembros de sus familias o sus educadores”.
Durante una conferencia de prensa luego del encuentro del Papa con los presos, el P. Lombardi indicó que se trató de una reunión que ya estaba prevista y que duró aproximadamente 40 minutos. Además estuvieron presentes familiares de las víctimas. En total fueron doce personas las que se reunieron con el Pontífice. Una de las víctimas era no católica.
El vocero vaticano recordó que no es la primera vez que el Santo Padre se encuentra con víctimas de abusos sexuales. Como se recuerda, una anterior ocasión ocurrió en la Santa Sede, donde Francisco pudo dedicar aproximadamente media hora para conversar con cada persona.
El P. Lombardi indicó que el Santo Padre pronunció sus palabras en español.
Según informó este domingo Radio Vaticana, estas fueron las palabras del Papa Francisco:
“Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo, estoy muy agradecido por esta oportunidad de conocerles, estoy bendecido por su presencia. Gracias por venir aquí hoy.
Palabras no pueden expresar plenamente mi dolor por el abuso que han sufrido. Ustedes son preciosos hijos de Dios, que siempre deberían esperar nuestra protección, nuestra atención y nuestro amor. Estoy profundamente dolido porque su inocencia fue violada por aquellos en quien confiaban. En algunos casos, la confianza fue traicionada por miembros de su propia familia, en otros casos por miembros de la Iglesia, sacerdotes que tienen una responsabilidad sagrada para el cuidado de las almas. En todas las circunstancias, la traición fue una terrible violación de la dignidad humana.
Para aquellos que fueron abusados por un miembro del clero, lamento profundamente las veces en que ustedes o sus familias denunciaron abusos pero no fueron escuchados o creídos. Sepan que el Santo Padre les escucha y les cree. Lamento profundamente que algunos obispos no cumplieran con su responsabilidad de proteger a los menores. Es muy inquietante saber que en algunos casos incluso los obispos eran ellos mismos los abusadores. Me comprometo a seguir el camino de la verdad, donde quiera que nos pueda llevar. El clero y los obispos tendrán que rendir cuentas de sus acciones cuando abusen o no protejan a los menores.
Estamos reunidos aquí en Filadelfia para celebrar el Don de Dios de la vidafamiliar. Dentro de nuestra familia de fe y de nuestras familias humanas, los pecados y crímenes de abuso sexual de menores ya no deben mantenerse en secreto y con vergüenza.
Esperando la llegada del Año Jubilar de la Misericordia, su presencia aquí hoy, tan generosamente ofrecida a pesar de la ira y del dolor que han experimentado, revela el corazón misericordioso de Cristo. Sus historias de supervivencia, cada una única y convincente, son señales potentes de la esperanza que nos llega por la promesa de que el Señor estará con nosotros siempre.
Es bueno saber que han traído con ustedes familiares y amigos a este encuentro. Estoy muy agradecido por su apoyo compasivo y rezo para que muchas personas de la Iglesia respondan a la llamada de acompañar a los que han sufrido abusos.
Que la puerta de la misericordia se abra por completo en nuestras diócesis, nuestras parroquias, nuestros hogares y nuestros corazones, para recibir a los que fueron abusados y buscar el camino del perdón confiando en el Señor. Les prometemos apoyarles en su proceso de sanación y en siempre estar vigilantes para proteger a los menores de hoy y de mañana.
Cuando los discípulos que caminaron con Jesús en el camino a Emaús reconocieron que Él era el mismo Señor Resucitado, le pidieron a Jesús que se quedara con ellos. Al igual que esos discípulos, humildemente les pido a ustedes y a todos los sobrevivientes de abusos que se queden con nosotros, con la Iglesia, y que juntos como peregrinos en el camino de fe, podamos encontrar nuestro camino hacia el Padre”.
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