(ACI).- El P. Engelmar Unzeitig fue un joven sacerdote de origen checo que fue arrestado por los nazis el 21 de abril de 1941.
¿Su crimen? Predicar contra el Tercer Reich, especialmente contra el trato hacia el pueblo judío. También por incentivar a su congregación a permanecer fiel a Dios y a resistir las mentiras del régimen nazi.
Como castigo, el sacerdote fue enviado al campo de concentración de Dachau, conocido como “el monasterio más grande del mundo” porque llegó a encerrar a cerca de 2700 clérigos, de los cuales el 95 por ciento eran sacerdotes católicos polacos.
El P. Unzeitig tenía 30 años, y había sido ordenado dos años antes de su llegada a Dachau. Nació en 1911 en Greifendorf, la actual República Checa. Ingresó al seminario a los 18 años y se convirtió en sacerdote de la Sociedad Misionera Mariannhill, cuyo lema era: “Si nadie más va: ¡yo voy!”.
Durante su cautiverio estudió ruso para poder ayudar a los que llegaban de Europa Oriental y por su actitud de servicio a los demás se le consideró como un hombre santo dentro de Dachau.
El trato hacia los sacerdotes y ministros en Dachau era impredecible: a veces les permitían alabar y otras eran tratados severamente. Por ejemplo, en un Viernes Santo, para “celebrar la ocasión”, los nazis seleccionaron a decenas de sacerdotes para torturarlos.
Por varios años el P. Unzeitig gozó de buena salud pese al maltrato que recibía. Sin embargo, cuando una epidemia de fiebre tifoidea asoló el campo, él y otros 19 sacerdotes se ofrecieron de voluntarios para hacer lo que nadie quería: atender a los enfermos y moribundos, lo que significaba una certera sentencia de muerte.
Así él y sus compañeros bañaban y cuidaban a los enfermos. También oraban con ellos y les administraban los últimos ritos.
A pesar de las circunstancias difíciles, el P. Unzeitig encontró esperanza y alegría en su fe, tal como se refleja en las cartas que le envió a su hermana:
“Hagamos lo que hagamos, queramos lo que queramos, es seguramente solo la gracia que nos lleva y nos guía. La gracia todopoderosa de Dios nos ayuda a superar obstáculos...el amor duplica nuestra fuerza, nos hace ingeniosos, nos hace sentir contentos y libres interiormente. Si la gente se diera cuenta de lo que Dios tiene preparado para los que le aman! ", escribió.
En otra carta señaló:
“Incluso detrás de los sacrificios más difíciles y los peores sufrimientos está Dios con su amor paternal, que está satisfecho con la buena voluntad de sus hijos y a ellos y otros da la felicidad ".
El 2 de marzo de 1945 el P.Unzeitig sucumbió a la fiebre tifoidea junto con otros dos sacerdotes voluntarios. El campo de concentración de Dachau fue liberado por los soldados estadounidenses unas semanas después.
En reconocimiento a sus virtudes heroicas, el P. Engelmar Unzeitig fue declarado Venerable por el Papa Benedicto XVI el 3 de julio del año 2009.
El pasado 21 de enero el Papa Francisco reconoció oficialmente al P. Unzeitig como mártir, asesinado por odio a la fe, lo cual abre el camino para su beatificación.
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