VATICANO, 29 Feb. 16 / 08:15 am (ACI/EWTN Noticias).- En su homilía en la Misa celebrada esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco subrayó que la salvación no viene de los poderes ni de “algo majestuoso”, sino “de lo pequeño” y la simplicidad de las cosas de Dios.
“En nuestra imaginación”, lamentó Francisco, “la salvación debe venir de algo grande, de algo majestuoso; solo nos salvan los poderosos, aquellos que tienen fuerza, que tienen dinero, que tienen poder: estos pueden salvarnos. ¡Y el plan de Dios es otro!”.
“La salvación solo viene de lo pequeño, de la simplicidad de las cosas de Dios”, aseguró.
En su homilía, el Santo Padre destacó en las lecturas de hoy el tema del “desprecio”, como el de Naamán, el Sirio pide al profeta Eliseo ser curado pero no aprecia el modo sencillo en el que se produciría esta curación. O el de los pobladores de Nazaret, que se indignan ante las palabras de Jesús.
Esa indignación, indicó el Papa, se debe a que el proyecto de la salvación de Dios no sigue nuestros esquemas, y no es “como nosotros pensamos que es la salvación, aquella salvación que todos nosotros queremos”.
Francisco recordó que los saduceos “buscaban la salvación en los acuerdos con los poderes del mundo, con el Imperio… unos con los acuerdos clericales, otros con los acuerdos políticos, buscaban la salvación así”.
“Cuando Jesús hace la propuesta del camino de salvación jamás habla de cosas grandes”, sino “de cosas pequeñas”, subrayó.
“Como preparación a la Pascua, yo los invito –también lo haré yo– a leer las Bienaventuranzas y a leer Mateo 25, y pensar y ver si algo de esto me indigna, me quita la paz. Porque la indignación es un lujo que sólo pueden permitirse los vanidosos, los orgullosos”.
El Papa destacó que “si al final de las Bienaventuranzas Jesús dice una palabra que parece… ‘Pero, ¿por qué dice esto?’. ‘Bienaventurado aquel que no se escandaliza de mí’, que no tiene desdén de esto, que no siente indignación”.
Francisco reiteró que “nos hará bien dedicar un poco de tiempo –hoy, mañana– y leer las Bienaventuranzas, leer Mateo 25, y estar atentos a lo que sucede en nuestro corazón: si hay algo de indignación y pedir la gracia al Señor de comprender que la única vía de la salvación es la ‘locura de la Cruz’, es decir el aniquilamiento del Hijo de Dios, del hacerse pequeño”.
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