VATICANO, 21 Feb. 16 / 06:10 am (ACI).- El Papa Francisco presidió este domingo una vez más el rezo del Ángelus desde la ventana del estudio papal del Palacio Apostólico del Vaticano en el segundo domingo de Cuaresma.
Esta vez hizo balance de su reciente viaje a México y aseguró que ha sido una verdadera “Transfiguración” del Señor. Francisco destacó la visita que realizó a la Virgen de Guadalupe, ante la cual pudo rezar a solas y agradeció el testimonio de las familias y los jóvenes porque ayudarán a toda la Iglesia.
El Santo Padre explicó hoy que el Evangelio trata de la Transfiguración de Jesús y calificó de una verdadera transfiguración la visita apostólica a México de la que ha regresado este jueves 18. “El Señor nos ha mostrado la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su Pueblo santo que vive en esa tierra”.
“Un cuerpo tantas veces herido un Pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad”, añadió.
El Papa también aseguró que los diversos encuentros que allí mantuvo estuvieron llenos de luz, “la luz de la fe que transfigura los rostros y aclara el camino”.
Pero sin duda uno de los más importantes fue su visita al Santuario de la Virgen de Guadalupe. “Permanecer en silencio ante la imagen de la Madre era lo que ante todo me propuse, y doy gracias a Dios que me lo ha concedido”.
“He contemplado y me he dejado mirar por Aquella que lleva impresos en sus ojos la mirada de todos sus hijos, y recoge los dolores por las violencias, los robos, los asesinatos y los abusos que hacen daño a tanta gente pobre, a tantas mujeres”, dijo Francisco.
“Guadalupe es el Santuario mariano más frecuentado del mundo”, subrayó. “De toda la América van a orar allí donde la Virgen Morenita se mostró al indio San Juan Diego, dando inicio a la evangelización del continente y a su nueva civilización, fruto del encuentro entre diversas culturas”.
El Pontífice explicó que precisamente esta “es la herencia que el Señor ha entregado a México: custodiar la riqueza de la diversidad y, al mismo tiempo, manifestar la armonía de la fe común, una fe firme y robusta, acompañada de una gran carga de vitalidad y de humanidad”.
El Santo Padre también recordó antes de rezar el Ángelus que al igual que sus predecesores San Juan Pablo II y Benedicto XVI, “también yo fui a confirmar la fe del pueblo mexicano, pero al mismo tiempo a ser confirmado” y “he recogido a manos plenas este don para que vaya en beneficio de la Iglesia universal”.
Francisco puso de ejemplo a las familias mexicanas, que “me acogieron con alegría como mensajero de Cristo, Pastor de toda la Iglesia”. Al mismo tiempo, “me han donado testimonios claros y fuertes, testimonios de fe vivida, de fe que transfigura la vida, y esto para edificación de todas las familias cristianas del mundo”.
El Papa aludió a que también dieron el mismo ejemplo los jóvenes, consagrados, trabajadores y para los detenidos en la cárcel, dijo el Santo Padre.
“Por ello, doy gracias al Señor y a la Virgen de Guadalupe, por el don de esta peregrinación”.
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