Vivamos cada día como si fuera el único que tenemos para ofrecer a Dios, procurando hacer las cosas bien, rectificando cuando las hemos hecho mal. Y un día será el último y también se lo habremos ofrecido a Dios nuestro Padre. Entonces, si hemos procurado vivir ofreciendo continuamente a Dios nuestra vida, oiremos a Jesús que nos dice como al buen ladrón: "En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Francisco Fernández-Carvajal
Hablar con Dios. T. II, p. 639. Ed. Palabra
Bendice, Señor, los alimentos que vamos a tomar y haz que nos aprovechen para ocuparnos en vuestro santo servicio. Padrenuestro y Gloria.
Te damos gracias por todos tus beneficios, Dios todopoderoso, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Creo, Señor Jesús, que estás presente en el Santísimo Sacramento. Me pesa de verdad haberte ofendido. Te amo sobre todas las cosas, y deseo con ardor recibirte, pero ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Quédate conmigo y no permitas que jamás me aparte de ti.
0 comentarios:
Publicar un comentario