EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

                                     Estrella Ferrón, Eduardo García Serrano y sus ocho hijos. Foto: Fundación Acogida
MADRID, 08 Ene. 15 / 06:18 am (ACI/EWTN Noticias).- La Casa de la Almudena es el sueño hecho realidad de tres matrimonios que decidieron cambiar radicalmente su modo de vida para ayudar a aquellas familias que atraviesan por dificultades que les impide hacerse cargo de sus hijos.
Se encuentra en el barrio obrero de San Blas en Madrid (España), es un edificio grande pero sencillo, dividido en cuatro módulos: tres casas para los matrimonios y sus hijos y una para madres menores de edad y cuenta con el visto bueno de la Archidiócesis de Madrid.
Estrella Ferrón, Eduardo García Serrano y sus ocho hijos (cinco biológicos, uno adoptado y dos en acogida) viven en esta gran familia que es la Casa de la Almudena, que se centra en crear un ambiente familiar para que los niños que están en acogida dados por los servicios sociales de la Comunidad de Madrid se desarrollen psicológica y afectivamente lo mejor posible.
Estrella explica que se decidió a fundar la Casa de la Almudena tras adoptar a su hijo Juan, con Síndrome de Down. “Fue un paso serio en nuestra vida. Juan sobre todo nos ha dado amor, ha sido muy bueno para nuestra familia. En lugar de decir ‘ya he cumplido’ después de adoptarle, nos abrimos más. Él nos abrió un horizonte en el que nos mostró que uno puede dar la vida” y por eso ella junto con su marido Eduardo y sus hijos decidieron mudarse a Madrid para dedicarse a la acogida, relató.
Los tres matrimonios fundadores tomaron la idea de una experiencia que habían visto en Italia. “Los tres matrimonios pertenecemos a la Asociación de Familias por la Acogida, llevamos unos 15 años acogiendo a niños y adolescentes. Conocimos que en Italia había casas-familia en las que vivían tres o cuatro matrimonios con niños acogidos en su casa, pero vivían junto a las otras familias”, explica Estrella Ferrón.
Ayudar a la familia biológica
Estrella asegura que vivir en la Casa de la Almudena “tiene la ventaja de que los chicos aprovechan mejor los apoyos psicológicos”. Sin embargo, señala que una parte muy importante es trabajar con la familia con problemas para que se rehaga y el niño pueda volver a su familia biológica.
El tiempo que los niños están en acogida es muy variable, “depende de cómo evoluciona su familia”, explica Estrella, porque los problemas que afrontan van desde drogadicción, trastornos, cárcel o imposibilidad física, psicológica o económica de hacerse cargo de ellos.
Uno de los pilares en la Casa de la Almudena es la oración. “Lo que nos sostiene es que rezamos juntos antes de salir de casa y también por la noche antes de acostarnos. Ahí compartimos con los otros matrimonios y comentamos el día”, explica Estrella.
Reconoce que este modo de vida “es un sacrificio, pero que vale totalmente la pena. Hay que ver dónde pone uno el corazón, si en algo perecedero o algo que es para siempre. Eso dilata el corazón y cuando se dilata ya no se puede volver atrás” y subraya que los otros matrimonios son un gran apoyo porque tanto en la acogida como en la vida familiar “hay momentos en los que te desbordan las circunstancias y tienes ahí a alguien que te ayuda o que te hace ver otra cosa o te levanta la mirada”.
Estrella no hace distinción entre hijos biológicos, adoptados o de acogida. Allí todos son una familia y precisa que todos sus hijos acogen el proyecto: “Si no lo hubieran hecho no estaríamos aquí. Cuando pensamos alguna acogida siempre les consultamos. Una de mis hijas siempre dice que los que realmente acogen son ellos, porque son quienes ceden su cuarto, su espacio y sobre todo sus padres”.
Una familia para madres solteras adolescentes
Además de la acogida a niños y el trabajo para rehacer sus familias, la Casa de la Almudena tiene un espacio para madres adolescentes. “Llevamos dos años trabajando con madres menores de edad en situación de exclusión. Por ahora ya han pasado nueve chicas que nos ha enviado Servicios sociales”, cuenta Estrella.
“Les ayudamos a organizarse con el bebé, con ayuda de una educadora les enseñamos a hacer la compra a cocinar, a llevar una economía. También hacen cursos de cocina y se les ayuda a buscar trabajo y a salir adelante porque lo tienen muy difícil”, asegura.  
Además Estrella subraya que en la Casa de la Almudena fomentan la convivencia entre las jóvenes: “Hay algunas normas, como que la comida sea común o que tengan turnos para limpiar. Cuando llegan tienen que aprender lo más básico”.
En ese proceso tienen que aprender no sólo a hacerse cargo de su hijo sino también las normas básicas de relación social. “Se les enseña a que no es necesario pelearse sino dialogar, también a ser pacientes, a ceder con las demás. Esto son cosas que se aprenden en una familia pero casi ninguna de ellas la ha tenido”, explica Estrella.  
Y subraya el apoyo que su marido presta a estas chicas: “Ellas no conocen la figura del padre, por eso se sorprenden con mi marido porque no han visto un hombre en el que se puedan apoyar, que las trate bien, que eduque a sus hijos. Conocen la figura del ‘macho’, pero no la de un hombre que las trate con afecto y que las respete”.

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