EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

                                    Rosalie Llapitan. Foto: Facebook Rosalie.Llapitan
MANILA, 20 Ene. 15 / 06:36 am (ACI/EWTN Noticias).- La mejor medicina para combatir el cáncer es la fe, los amigos, y el Papa Francisco. Es lo que afirma Rosalie Llapitan, una madre de familia filipina de 39 años, que asistió a la Misa del 18 de enero en el parque Rizal del Manila, donde participaron más de 6 millones de personas.
Desde que supo que el Santo Padre visitaría Filipinas, del 15 al 19 de enero, Llapitan entendió que tenía que ir a verle. Para ella, el Pontífice “es un instrumento para que nosotros podamos sentir la presencia de Dios”, dijo a la agencia Rappler.
“Soy muy afortunada por haber visto a Francisco en persona. Estoy tan agradecida a aquellas personas que hicieron esto posible... Que Dios bendiga a Francisco. Dios nos bendiga a todos”, escribió Llapitan a través de su perfil de Facebook.
El domingo por la mañana, Llapitan consiguió cumplir el sueño de su vida: ver en persona al Papa Francisco. Se levantó temprano y pidió a sus familiares y amigos que la acompañaran hasta a la Misa del Santo Padre, donde millones de personas se congregaron en el encuentro más multitudinario de la historia.
Después de largas caminatas y horas de pie, la mujer comenzó a sentirse mareada y a percibir un intenso dolor en la espalda. Ella explica que el sufrimiento desapareció cuando en la calle Adriático consiguió ver entre la gente al Papa Francisco, quien la saludó desde el papamóvil.
La mujer se siente profundamente bendecida por haber visto al vicario de Cristo en la tierra, pero asegura que la mayor bendición “es el amor que recibe de sus amigos a su alrededor , que son enviados de Dios”.
En noviembre de 2010, Llapitan fue diagnosticada de un cáncer de segundo grado en el pecho. Se encomendó a Dios y comenzó un tratamiento de quimioterapia y cirugía para prevenir la propagación de las células cancerosas en su cuerpo.
Tres años más tarde, no habiéndose recuperado, Llapitan fue diagnosticada nuevamente de cáncer, esta vez en la columna vertebral. Se sometió a una quimioterapia dolorosa, y su oración y su fe permanecieron inamovibles.
Los altos costes de la medicación no asustaron a esta madre de dos hijos, quien tiene que trabajar duro para llegar a fin de mes. “El Padre del cielo siempre hace que todas las cosas sean posibles”, señala.
Luchar durante cinco años contra el cáncer no ha sido fácil, pero ella afirma que su familia y sus amigos son también una fuente de fortaleza y una gran motivación para seguir adelante.

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