EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

Hoy, domingo, 11 de enero de 2015

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (42,1-4.6-7):
Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»
Palabra de Dios

Salmo

Sal 28,1a.2.3ac-4.3b.9b-10

R/.
 El Señor bendice a su pueblo con la paz

Hijos de Dios, aclamad al Señor, 
aclamad la gloria del nombre del Señor, 
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.

La voz del Señor sobre las aguas, 
el Señor sobre las aguas torrenciales. 
La voz del Señor es potente, 
la voz del Señor es magnífica. R/.

El Dios de la gloria ha tronado. 
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!» 
El Señor se sienta por encima del aguacero, 
el Señor se sienta como rey eterno. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34-38):
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»
Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Evangelio según san Marcos (1,7-11), del domingo, 11 de enero de 2015
0
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,7-11):
En aquel tiempo, proclamaba Juan: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» 
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. 
Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»
Palabra del Señor
Reflexión de Hoy.Queridos hermanos:
Navidad, Epifanía (Reyes) y el Bautismo, forman un tríptico que nos recuerda los primeros pasos de la manifestación de Dios a los hombres. Parece como si hoy terminaran las fiestas de navidad, aunque la tradición popular dice: “que hasta San Antón, Pascuas son”. Está claro que el Bautismo de Jesús, que aparece en los cuatro evangelistas, supone un corte radical, en él se nos muestra el principio de su vida pública. Juan, bautizaba con agua, predicaba que es necesario convertirse, cambiar; Jesús se pone en la cola de los que van a ser bautizados como un pecador más, pero ocurre algo inesperado: “Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacía él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: Tú eres mi Hijo amado, mi preferido”. Dicen algunos que en este momento Jesús tomo conciencia de su realidad mesiánica, lo que sí quedó claro, es que su proyecto de vida contaba con el beneplácito del Padre y la presencia del Espíritu, (en pocos pasajes del Evangelio – es interesante recordar cuantos- está la Santísima Trinidad al completo).
Más allá de la teología, la Iglesia siempre considero el bautismo de Jesús como el prototipo del bautismo de todo hombre que quiera entrar a formar parte de la comunidad cristiana. Ahora bien, mientras nosotros le damos al agua bautismal mucha importancia, los textos parecen incidir en que el bautismo de Jesús es ante todo un bautismo en el Espíritu, el Espíritu y la voz de Dios lo consagran como su Hijo y enviado. Se da un paso más allá que en el bautismo de agua de Juan, ser cristiano es algo más que una reforma moral del individuo, una conversión, un cumplimento, una tradición o un hacer las cosas bien hechas, es vivir desde la perspectiva del Espíritu. Pero, ¿qué puede significar este bautismo en el Espíritu?
El bautismo ungió a Jesús para una misión concreta como nos dice la primera lectura, para un compromiso, sí se prefiere para llevar a cabo una misión, que cumplió hasta sus últimas consecuencias, hasta morir. Para nosotros el bautismo es también un compromiso, es una vocación. La gran mayoría de los cristianos hemos sido bautizados a los pocos días de nuestro nacimiento, (si Jesús no recibe el bautismo del Espíritu hasta los treinta años, puede ser por algo). La Iglesia dice que lo hace en la fe de los padres que es la fe de la Iglesia. Esta es la teoría. En la práctica lo de los padres no es más que una costumbre heredada de sus antepasados y que, actualmente, se ha convertido en un motivo para juntarse la familia y los amigos cuando el niño o la niña celebran algunos de los sacramentos que llamamos de la iniciación cristiana: Bautismo, Eucaristía, Confirmación. Por lo tanto, no es de extrañar que lleguemos a la conclusión, de que nuestro bautismo tal como lo hacemos, es incompleto. El bautismo en el Espíritu se va realizando en el tiempo, en la medida en que nos vamos entregando al Evangelio nos vamos bautizando poco a poco, (este es el sentido de la renovación de las promesas bautismales en la noche de Pascua).
El bautismo en el Espíritu nos invita cada día a replantearnos nuestra fe cristiana, la vida de nuestra familia, de nuestra comunidad, nuestra relación con los pobres, la tarea pastoral… Llama a ir más allá de las cosas viejas, de pensar que uno es bueno porque no peca o porque se arrepiente. Es mirar hacia delante, hacia lo nuevo para ir construyendo nuestro proyecto de cristianos; con el bautismo comienza todo. No es de extrañar, que al relato le den tanta importancia los evangelistas, alguien dijo:”de cómo sea la puerta dependerá lo que hay dentro”; el bautismo es la puerta de la Iglesia. Ahora que estamos hablando mucho de la Evangelización y el Papa nos invita a salir, convendría también plantearnos la práctica habitual con los que se acercan a solicitar algún sacramento a nuestras parroquias, reflexionar como acoger y que proponer.
Revisar nuestro testimonio en la sociedad y sobre todo con los pobres y excluidos es una derivación de nuestro bautismo, las palabras que se escuchan desde el cielo valen para todos: “Tú eres mi hijo amado”. Él nos amó primero, nuestros nombres están escritos en el cielo. Todo hombre tiene un valor infinito a los ojos de Dios. Estar bautizado es eso, ser hermanos de todas las personas que Dios quiere, sean o no cumplidoras,  es ser testigos del amor de Dios.   

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Top