EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ


  

                       
                
REDACCIÓN CENTRAL, 16 Ago. 15 / 12:34 am (ACI).- “De la familiaridad nace el afecto, el afecto lleva a la confianza; ésta abre los corazones de los jóvenes… Serán sinceros en todo, estarán dispuestos para todo si se dan cuenta que son amados”, enseñaba San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, de quien hoy se celebran 200 años de su nacimiento.
Juan Melchor Bosco Occhiena nació un 16 de agosto de 1815 en el caserío de I Becchi, cerca de Morialdo en Castelnuovo (norte de Italia), en una familia muy humilde.
Los datos de sus primeros años los cuenta el mismo Santo en su  famoso libro autobiográfico “Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales”, escrito en obediencia al Beato Papa Pío IX.
“Mi madre se llamaba Margarita Occhiena, de Capriglio; mi padre, Francisco. Eran campesinos que ganaban honradamente el pan de cada día con el trabajo y el ahorro. Mi buen padre, casi únicamente con su sudor, proporcionaba sustento a la abuela, septuagenaria y achacosa, a tres niños: el mayor de los cuales era Antonio, hijo del primer matrimonio, el segundo José, y el más pequeño Juan, que soy yo”.
       
A los nueve años Don Bosco tuvo un sueño profético en el que Jesús le presenta a su maestra  en la vida, la propia Virgen María, quien le pide que se haga “humilde, fuerte y robusto” y le señala su misión de transformar el corazón de los jóvenes.
Siendo sacerdote acogió a centenares de muchachos a quienes les ofrece espacios de formación para que lleguen a ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”.
Al final de su vida, se daría cuenta que ese sueño introducido por Cristo y ejecutado por María Auxiliadora se había cumplido. Por eso en más de una ocasión llegó a decir “Ella lo ha hecho todo”.
Hablar de un santo como Don Bosco sería de nunca acabar porque es muy amplio y extenso. Pero se podría decir que el humilde hijo de campesinos hoy en día es padre de una gran familia espiritual que se extiende por todo el mundo, en el que gente de toda clase y  condición, incluso no católicos, lo admiran y siguen su ejemplo.
Por eso en este día, toda  la Familia Salesiana, celebra jubilosamente con Misas y manifestaciones juveniles el regalo que Dios dio a la Iglesia y la humanidad hace 200 años.
“Hallarás, como los hebreos en el desierto, agua amarga, esto es, disgustos, dificultades, penas, sinsabores, etc., pero haz lo que Moisés recomendó a los suyos, meter en el agua amarga el leño que tiene la cualidad de dulcificar el agua: el leño de la cruz”, decía San Juan Bosco.

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