EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ





Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela. 

Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza, 
acógenos en tus brazos 
y danos noche serena. 

Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas. 

Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.

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