EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

Foto: L'Osservatore Romano
HOLGUÍN, 21 Sep. 15 / 11:36 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir esta mañana una multitudinaria en la ciudad de Holguín en Cuba, el Papa Francisco hizo una reflexión sobre la vocación de San Mateo y exhortó a todos los fieles a aprender a mirar a los demás, especialmente a los más frágiles como los enfermos y los ancianos, con la mirada de ternura del Señor Jesús.
En la Plaza de la Revolución de Holguín y en una soleada mañana, el Santo Padre recordó el pasaje del llamado de San Mateo –el evangelista al que suele recordar cuando habla de las Bienaventuranzas detalladas en el capítulo 25– que era un publicano que recaudaba impuestos de los judíos para los romanos, por lo que eran mal vistos.
Sin embargo, explicó el Papa, “Jesús se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin prisa, lo miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio una esperanza, una nueva vida como a Zaqueo, a Bartimeo, a María Magdalena, a Pedro y también a cada uno de nosotros”.
Ante una multitud que siguió la Misa con mucha atención, Francisco dijo que “aunque no nos atrevemos a levantar los ojos al Señor, Él siempre nos mira primero. Es nuestra historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de nosotros puede decir: yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada. Los invito a que hoy en sus casas, o en la iglesia, estén tranquilos, solos. Hagan un momento de silencio para recordar con gratitud y alegría aquellas circunstancias, aquel momento en que la mirada misericordiosa de Dios se posó en nuestra vida”.
     
     
     

El Santo Padre afirmó luego que “su amor nos precede, su mirada se adelanta a nuestra necesidad. Él sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, más allá del fracaso o de la indignidad. Sabe ver más allá de la categoría social a la que podemos pertenecer. Él ve más allá de todo eso, él ve esa dignidad de hijo que todos tenemos, tal vez ensuciada por el pecado, pero siempre presente en el fondo de nuestra alma. Es nuestra dignidad de hijos”.
“Él ha venido precisamente a buscar a todos aquellos que se sienten indignos de Dios, indignos de los demás. Dejémonos mirar por Jesús, dejemos que su mirada recorra nuestras calles, dejemos que su mirada nos devuelva la alegría, la esperanza, el gozo de la vida”.
Con el encuentro con Jesús, prosiguió el Papa, sigue la misión con un Mateo que se ha transformado: “el encuentro con Jesús, con su amor misericordioso, lo transformó. Y atrás queda el banco de los impuestos, el dinero, su exclusión. Antes él esperaba sentado para recaudar, para sacarle a los otros, ahora con Jesús tiene que levantarse para dar, para entregar, para entregarse a los demás”.
Así, con este llamado que hace el Santo Padre, el Señor desafía a todos y a los cubanos con una pregunta: “¿crees? ¿Crees que es posible que un recaudador se transforme en servidor? ¿Crees que es posible que un traidor se vuelva un amigo? ¿Crees que es posible que el hijo de un carpintero sea el Hijo de Dios? Su mirada transforma nuestras miradas, su corazón transforma nuestro corazón. Dios es Padre que busca la salvación de todos sus hijos”.
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El Papa alentó luego a dejarse mirar por Dios en la oración y en lossacramentos como la Eucaristía y la Confesión. “Sé con qué esfuerzo y sacrificio la Iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aún en los sitios más apartados, la palabra y la presencia de Cristo”, dijo.
Francisco agradeció el trabajo de las llamadas casas de misión, que permiten a muchos fieles escuchar la Palabra y recibir catequesis; y los animó a seguir con su misión.
Para concluir el Papa se dirigió a la Virgen María y pidió que “ella nos guarde a todos como cuidó a Jesús en su amor. Y que ella nos enseñe a mirar a los demás como Jesús nos miró a cada uno de nosotros”.
Al concluir la Misa y a nombre de todos los fieles, el Obispo de Holguín, Mons. Emilio Aranguren, agradeció al Papa su presencia y pidió que “su visita sea para nosotros una confirmación en la fe que nos ayude a leer los acontecimientos de nuestra historia con esa mirada que permite sintetizarlo todo en el Amor que Dios nos tiene”.
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¡Gracias, Santo Padre! Bendíganos a cuantos estamos en esta Plaza y a cuantos con devoción participan de esta celebración a través de los medios de comunicación. Bendiga a cada una de nuestras familias. Todos estamos necesitados de recibir la bendición de Dios”, concluyó.
Al final de la Misa el Pontífice obsequió un cáliz a la diócesis de Holguín y dijo: “como mendigo les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí”.

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