
CIUDAD DE MÉXICO, 13 Feb. 16 / 07:37 pm (ACI).- El Papa Francisco obsequió una corona a la Virgen de Guadalupe y la bendijo durante la Misa en la Basílica dedicada a ella en su honor.
La corona la entregó el Santo Padre al Rector de la Basílica. Este don es la máxima expresión del respeto y veneración que un Pontífice puede obsequiar. Esta es la oración que pronunció en la bendición:
Bendito eres, Señor,
Dios del cielo y de la tierra,
que con tu misericordia y justicia
dispensas a los soberbios
y enalteces a los humildes;
de este admirable designio de tu providencia
nos has dejado un ejemplo sublime
en el Verbo encarnado y en su Virgen Madre:
tu Hijo, que voluntariamente se rebajó
hasta la muerte de cruz,
resplandece de gloria eterna
y está sentado a tu derecha
como Rey de reyes y Señor de señores;
y la Virgen que quiso llamarse tu esclava,
fue elegida Madre del Redentor
y verdadera Madre de los que viven,
y ahora, exaltada sobre los coros de los ángeles,
reina gloriosamente con su Hijo,
intercediendo por todos los hombres
como abogada de la gracia
y reina de misericordia.
Mira, Señor, benignamente a estos tus siervos
que, al ceñir con una corona visible
la imagen de la Madre de tu Hijo,
reconocen en tu Hijo al Rey del universo
e invocan como Reina a la Virgen,
Dios del cielo y de la tierra,
que con tu misericordia y justicia
dispensas a los soberbios
y enalteces a los humildes;
de este admirable designio de tu providencia
nos has dejado un ejemplo sublime
en el Verbo encarnado y en su Virgen Madre:
tu Hijo, que voluntariamente se rebajó
hasta la muerte de cruz,
resplandece de gloria eterna
y está sentado a tu derecha
como Rey de reyes y Señor de señores;
y la Virgen que quiso llamarse tu esclava,
fue elegida Madre del Redentor
y verdadera Madre de los que viven,
y ahora, exaltada sobre los coros de los ángeles,
reina gloriosamente con su Hijo,
intercediendo por todos los hombres
como abogada de la gracia
y reina de misericordia.
Mira, Señor, benignamente a estos tus siervos
que, al ceñir con una corona visible
la imagen de la Madre de tu Hijo,
reconocen en tu Hijo al Rey del universo
e invocan como Reina a la Virgen,
Haz que, siguiendo su ejemplo,
te consagren su vida
y, cumpliendo la ley del amor,
se sirvan mutuamente con diligencia;
que se nieguen a sí mismos
y con entrega generosa
ganen para ti a sus hermanos;
que, buscando la humildad en la tierra,
sean un día elevado a las alturas del cielo,
donde tú mismo pones
sobre la cabeza de tus fieles
la corona de la vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
te consagren su vida
y, cumpliendo la ley del amor,
se sirvan mutuamente con diligencia;
que se nieguen a sí mismos
y con entrega generosa
ganen para ti a sus hermanos;
que, buscando la humildad en la tierra,
sean un día elevado a las alturas del cielo,
donde tú mismo pones
sobre la cabeza de tus fieles
la corona de la vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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