EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

Imagen referencial. / Foto: Flickr de XI (CC-BY-NC-ND-2.0)
 Zhang Xihuan no sabe lo que pasaba por su mente cuando bebió un sorbo de pesticida que tenía guardado en su casa en la provincia rural de Shandong (China). Tal vez pensaba en sus vecinos que la habían condenado al ostracismo cuando le fue diagnosticado hepatitis B; o tal vez en las horas dedicadas a ganarse la vida recogiendo el carbón que caía en la carretera.
En cualquier caso, cuando Xihuan se llevó a los labios la botella de pesticida en mayo de 2009, hacía lo mismo que innumerables mujeres chinas han hecho y seguirán haciendo: quitarse la vida antes que enfrentar la dura realidad de su sociedad; con la diferencia de que Xihuan sobrevivió para contar su historia a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según esta organización de las Naciones Unidas, China concentra el 26 por ciento de los suicidios en todo el mundo. El suicidio es la quinta causa principal de muerte en el país y la tasa de suicidio en mujeres es de un 25 por ciento más que en los hombres. Las jóvenes de las zonas rurales son las más propensas a quitarse la vida, escogiendo mayormente el pesticida.
Las razones
La fundadora y presidenta de la organización Derechos de la Mujer Sin Fronteras, Reggie Littlejohn, dijo a ACI Prensa que además de la violencia doméstica y la discriminación, las mujeres en China están traumatizadas por la aplicación brutal de la política del único hijo del Partido Comunista, iniciada hace 35 años y que ha matado a entre 360 y 400 millones de no nacidos.
Littlejohn cree que el Partido Comunista de China está utilizando su política del único hijo como medio de control social "disfrazado de control de la población". "Diría sin duda alguna que (el PCCh) está manteniendo su control de poder por medio del derramamiento de sangre de mujeres y niños inocentes", denunció.
Advirtió que esta política también está rompiendo relaciones y la confianza en la sociedad china a través de su sistema de informantes pagados que denuncian a las mujeres embarazadas “ilegalmente” y a sus familias. La infraestructura de la Política de Planificación Familiar de China aniquila cualquier forma de disidencia en el país, señaló.
Littlejohn pidió a la comunidad internacional hablar contra esta política, particularmente en el marco de los 35 años que tiene de vigor. Aseguró que ver que la comunidad internacional "está alzándose por sus derechos" daría a las mujeres mucha esperanza, "ya que las personas en China claramente no lo están haciendo", afirmó Littlejohn.
Dijo que aunque el Parlamento Europeo aprobó una resolución condenando elaborto forzado en China, un compromiso en el papel no es suficiente y los organismos gubernamentales deben tomar una posición más consistente en presionar a China para poner fin a la política del único hijo .
En ese sentido, pidió a la comunidad internacional recortar el financiamiento al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA en sus siglas en inglés), porque ha estado trabajando "mano a mano" con el PCCh desde la creación de esa política.
El UNFPA "ha sido totalmente opaco en términos de sus actividades en China. Ellos sostienen que no hacen abortos forzados. ¿Qué están haciendo para contrarrestarlo? Si no están luchando activamente en contra de una atrocidad, de alguna manera y de forma muy reservada apoyan a una estructura que promueve el aborto forzado, son cómplices de eso", afirmó.
El 30 de abril de este año, Littlejohn se reunió con funcionarios del Vaticano para hablar de su audiencia en el Congreso sobre la política del único hijo en China. También se presentó en una conferencia del Pontificio Consejo  para la Justicia y la Paz sobre la mujer y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Traducido por: Bárbara Bustamante

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