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El Servicio de Estudio y Asesoramiento en Sectas del Uruguay organiza su segundo curso de formación anual: “Sectas, psicología de la religión, Nueva Era y espiritualidades alternativas” con los docentes Álvaro Farías, Miguel Pastorino y Luis Santamaría del Río


Por: Luis Javier Moxó Soto | Fuente: Catholic.net 



Álvaro Daniel Farías Díaz (Montevideo, 1970) tiene estudios en Filosofía y Teología y es licenciado en Psicología por la Universidad Católica del Uruguay, siendo docente auxiliar de la misma (2007-2010). Es psicoterapeuta y docente, autor de varios artículos sobre la prevención en salud mental, ha presentado varios trabajos sobre sectas y manipulación psicológica en congresos de Psicoanálisis y de Psicología. Es miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) y miembro fundador del Servicio de Estudio de Asesoramiento en Sectas del Uruguay (SEAS).

Actualmente es docente participante, desde el pasado 1 de septiembre, en el segundo curso de formación anual del Servicio de Estudio y Asesoramiento en Sectas del Uruguay, que lleva por título:  “Sectas, psicología de la religión, Nueva Era y espiritualidades alternativas”.
 
Acerca de la novedad editorial que ha publicado en la RIES “Sectas y manipulación mental. Un enfoque desde la Psicología”, hemos tenido el gusto que nos haya respondido tan amablemente a la siguiente entrevista, que a todos puede resultarnos muy clarificadora:

D. Álvaro, le pedimos en primero lugar una definición breve, real, práctica y completa de secta, si es posible que proceda de  su experiencia. ¿Sería suficiente con decir que es un conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica, o bien una doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra?
Cuando intentamos definir qué es una secta nos enfrentamos a un problema complejo, ya que ninguna definición suele conformar a todos los especialistas. Este punto es lo que históricamente se ha conocido como “el problema de la definición”.
Decir que una secta es un tipo de parcialidad religiosa o ideológica no solo sería peligroso sino también injusto, parcialidades religiosas o ideológicas hay muchas y no por ello son una secta.
Creo que en el termino “parcialidad religiosa” vemos detrás lo que se conoce como definición etimológica de “secta”, en ese sentido una secta sería un grupo que se separa, se corta de otro grupo preexistente haciendo algún énfasis especial en parte de la doctrina revelada por el grupo de origen.
En mi opinión ese tipo de definiciones de “secta” no solo no me conforman, sino que también las considero obsoletas.
En primer lugar no todas las sectas son grupos religiosos, considerar el fenómeno de las sectas como una “perversión” religioso es un error frecuente.
Hoy en día la expresión más preocupante del fenómeno sectario es el que se da dentro de la New Age y es fundamentalmente terapéutico, es decir se dan relaciones terapéuticas de límites difusos con abuso y dependencia excesiva dentro de las terapias alternativas new age.
Claramente por ser psicólogo yo abordo el tema desde la psicología y la psicopatología, y entiendo que para salir de pantanal que genera el “problema de la definición” tomando el denominador común a todas las sectas: la manipulación psicológica o “lavado de cerebro” que es un tipo de violencia psicológica perversa y destructiva, es por ello que yo me adhiero a la definición de Margaret Singer y también prefiero usar el término “relaciones sectarias” para ejemplificar ese tipo de relación de dependencia inducida que se da en una secta en donde siempre hay un líder autoimpuesto quien afirma tener una “misión” especial y un “mensaje revelado” que comunicar. Esta dependencia inducida se da a consecuencia de un proceso de manipulación que significa violencia psicológica.
Como psicólogo allí dónde se dan relaciones sectarias, relaciones de dependencia inducida por procesos que implican violencia psicológica, estamos frente a una “secta” sin importar tanto el contenido ideológico o el sistema de creencias que el grupo proclame.

¿Cómo podemos distinguir básicamente una religión de una secta? Si secta fue originalmente significado de “seguir” y luego de “separación” o “diferenciación”, ¿no resultaría muy simplista reducir la secta al alejamiento triple de la familia, de los propios bienes y valores, o es un posible esquema?

En primera instancia quiero reiterar que no considero que el fenómeno de las sectas sea siempre una expresión perversa del fenómeno religioso.

Por otro lado, las sectas se caracterizan siempre por esconder los verdaderos fines que persigue, es decir, a una persona la pueden invitar a participar de una degustación de comida vegetariana y al final descubre que se trataba de una secta de tipo orientalista, las sectas todas usas como técnica de captación lo que conocemos como “proselitismo engañoso”, el grupo esconde los verdaderos fines que persigue, en parte es obvio porque nadie se integraría a un grupo si a priori sabe que va a ser explotado económica o sexualmente.

Las religiones tienen sus sistemas de creencias a la vista, no hay cuestiones secretas o ocultas, en el caso de la Iglesia, el que se integra a una comunidad católica tiene por decirlo gráficamente “sobre la mesa”, la Biblia, el Catecismo y la tradición de la Iglesia.
¿Cabe pensar hoy en día en una manera sectaria de vivir la religión, más o menos permitida, en la Iglesia Católica? Me refiero a algunas actitudes de falta o privación de libertad, se pueden asemejar, sobre todo a nivel individual o de pequeños grupos, más o menos institucionalizados o no controlados. Quiero decir también: ¿Hay ideología sectaria consentida dentro de la Iglesia Católica? ¿Hay sectas o miembros sectarios dentro? Me refiero sobre todo a personas conocidas de la Iglesia Católica que no están en plena comunión, incluso que no siguen lo fundamental en fe y moral, pero que sin embargo ostentan cargos de responsabilidad en la misma.

Resultaría complejo hablar de la Iglesia Católica en su globalidad, voy a pronunciarme desde mi experiencia profesional en Uruguay.

Yo entiendo que la Iglesia cuenta con sus propios mecanismo de regulación interno que deberían funcionar llegado el caso de que un fenómeno de este tipo se diera dentro. Ninguna institución está libre de que sucedan “sectarizaciones” y la Iglesia no es la excepción.

Bien decía mecanismo de regulación que deberían funcionar, vemos en nuestro país fenómenos difusos o limítrofes que nos resultan preocupantes.

Me resultaría inaceptable que hubiese fenómenos consentidos dentro de la Iglesia, no tengo elementos para afirmar algo de ese tenor, si en mi país hubiese algo de ese tenor yo sería el primero en pedir audiencia con el Cardenal y denunciar el hecho.
Muchas gracias, D. Álvaro por sus respuestas tan clarificadoras y prácticas. Por último, a su juicio: ¿cuál es la secta cristiana con mayor influencia actualmente? ¿Y la más peligrosa? ¿Cuál debe ser nuestra actitud frente a las sectas cristianas, por ejemplo, con los testigos de Jehová o con los Mormones: abrirles las puertas de nuestras casas, buscar con ellos lo que nos une y no lo que nos separa, no hacerles ni caso si no estamos preparados para dialogar con ellos, o en todo caso orar por ellos para que vean su error y cambien,...?

Reitero que hablo desde la realidad de mi país, en Uruguay hoy en día resulta más peligroso abrirle la puerta a muchos otros antes que a esos grupos.

Sigo pensando que lo más peligroso es son los grupos New Age y las terapias alternativas tipo Reiki, Biodescodificación, Metafísica, en éstos días hemos estado investigando el “Proyecto Yoga y Meditación de la Universidad de la República” que tiene directa vinculación con el Movimiento para la Integración con lo Sublime Absoluto (MISA) del Rumano Gregorian Bivolaru, quien tiene denuncias por trata de personas y pornografía, actualmente nos preocupa mucho más ese tipo de fenómenos que los Testigos de Jehová o Mormones.

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