EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

                    

                       
(ACI).- Leona y Rudy Gonzales son abuelos y bisabuelos indios de 12 menores en Estados Unidos. Se conocieron en las escuelas de Arizona para navajos y otras etnias nativas y se casaron hace muchos años. Esta noche, ante el Papa Francisco en el Encuentro Mundial de las Familias, tuvieron la oportunidad de compartir su testimonio sobre el rol esencial que tienen en la institución familiar.
“Los abuelos pueden ayudar a los padres a contrarrestar las influencias negativas de nuestra sociedad”, dijo Leona al iniciar su testimonio ante el Pontífice y la multitud presente en el Benjamin Franklin Parkway, lugar donde se realizó la Fiesta de las Familias del EMF Filadelfia 2015.
“La sabiduría de los abuelos puede ayudar a minimizar, en la vida de los jóvenes, algunas de las muchas luchas que ellos ya han experimentado. Los padres y los abuelos deben trabajar duro y parejo para inculcar la fe en los miembros jóvenes de las familias”.
Leona Gonzales afirmó luego que “tratamos de ayudar y llevar paz y armonía a nuestra familia. No es tan fácil como suena, pero sosteniendo nuestro esfuerzo con la oración podemos ayudar a aliviar el estrés de las responsabilidades que afrontamos al guiar a otros”.
“En nuestra vida hemos superado muchos momentos difíciles y estamos lejos de ser la familia ideal, pero por la gracia de Dios y con los sacramentos, y con la ayuda de los santos, especialmente Kateri Tekakwitha (la primera Santa piel roja), hemos llegado hasta aquí”, concluyó.
A su turno, Mario Scicchitano y su esposa Rosa de Argentina, que tienen 60 años de casados, compartieron con el Papa y los asistentes su experiencia como una familia que se vio obligada a salir de Buenos Aires para buscar una mejor vida en Canadá.
“Adaptarse a una nueva cultura y a una nueva forma de vida a menudo parecía una tarea que nos sobrepasaba pero (…) volvimos a nuestra fe. Nuestra parroquia nos dio la bienvenida y se convirtió en parte integral de nuestra vida cotidiana, sirviendo como una fuente de consuelo para a través de muchos momentos difíciles”.
Tras perder un hijo, este matrimonio “en 1968, nuestra familia que ahora incluía a nuestra hija menor Silvio, emigró esta vez a Estados Unidos. Inmediatamente inscribimos a nuestros hijos en la escuela católica, para reforzar lo que les enseñábamos en casa”.
“En nuestros 60 años de matrimonio, vemos que hemos recorrido muchos obstáculos y siempre hemos pasado las pruebas con la fe”, aseguró Mario.
“Nuestro mayor logro es haber peleado fuerte con la fe. Somos una familia católica. En el pasado y el futuro buscamos a Dios y estamos firmes en nuestras convicciones porque eso nos llevar a un lugar seguro”, dijo luego.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Top