(ACI/EWTN Noticias).- El gobierno de la República Popular China anunció hoy que, después de más de 35 años, abolirá su controversial política del hijo único, causante de más de 400 millones de abortos forzados bajo el régimen comunista.
Según informó la agencia de noticias oficial china Xinhua el 27 de octubre, el Comité Central del Partido Comunista determinó la “implementación total” de una nueva política que establece que “una pareja puede tener dos hijos”.
El propósito de esta nueva medida, explicó la agencia del gobierno, es “mejorar la estrategia de desarrollo poblacional”, así como “realizar acciones para lidiar con el envejecimiento poblacional”.
Desde la década de 1980, Steve Mosher ha sido uno de los más profundos investigadores y críticos de la política del hijo único de China. Las madres, relató en una ocasión, “lloraban pidiendo misericordia y rogando por sus hijos a punto morir o que fallecían delante de sus ojos apenas extraídos de sus vientres”.
En un texto publicado hoy, Mosher, actualmente presidente del Population Research Institute (PRI), señaló que el gobierno chino se está alejando “de los límites de nacimiento draconianos”, pero “no porque las principales autoridades del Partido (Comunista) hayan desarrollado repentinamente una conciencia”.
Por el contrario, indicó, lo que ha sucedido con el gobierno chino es que “finalmente se han dado cuenta de que una fuerza laboral que disminuye y una población envejeciendo rápidamente están paralizando el futuro crecimiento económico”.
En base a las cifras y proyecciones económicas, señaló, “China está envejeciendo antes de enriquecerse, y las presiones sobre los nacientes programas de pensiones en China serán enormes”.
El gobierno chino, dijo, “ahora reconoce que debe dejar de restringir el nacimiento de niños y comenzar a alentarlo tan pronto como sea posible”, pero no puede “simplemente abandonar la política por completo y admitir que se equivocó. Eso pondría en cuestión la legitimidad del régimen”.
El presidente del PRI indicó que “ahora a las parejas se les permite tener un segundo hijo. Pero no esperen que se detenga ahí. Un gobierno empeñado en controlar la fertilidad de su pueblo hará lo que sea necesario para producir el número de niños que crea necesario”.
Por su parte, Carlos Polo, director del PRI para América Latina, resulta obvio que “China no pudo más con lo evidente. Hoy hasta el más miope de los políticos chinos sabe que están en una bancarrota demográfica que se convertirá en un bancarrota económica y social en unos años más”.
Polo recordó que el gobierno chino “compró hace décadas la ideología del control demográfico y la política de un solo hijo, productos del fraude intelectual llamado ‘explosión demográfica’”.
“Nunca hubo tal explosión ni mucho menos necesidad de los abortos forzados ni de las esterilizaciones forzadas en China. Por el contrario, todos los millones de chinos abortados antes de nacer son los que ahora hacen falta para mantener la productividad de su economía”, señaló.
Polo explicó que “esto vale para China así como para todos los gobiernos que creen que el control natal trae beneficios para sus naciones. Las promesas y predicciones en los 70s de que la anticoncepción traería beneficios económicos, así como libertad para las mujeres, bienestar y felicidad familiar, entre otras cosas, contrastan con las consecuencias económicas y sociales que hoy está pagando China”.
Aun así, para Polo la decisión del gobierno de China de detener la política del hijo único “no ataca el problema de fondo”.
“El gobierno chino sigue violando los derechos humanos al creer que puede y debe administrar la fertilidad de sus ciudadanos. Esto no ha cambiado ni un milímetro. Tan solo ha fijado una nueva cuota”, advirtió.
Lo único que ha hecho el gobierno chino, criticó, “es soltar tan solo un poco las cadenas de esta opresión que seguirán sufriendo millones de mujeres chinas”.
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