“Ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados”, dijo el Beato Pablo VI a las mujeres al clausurar el Concilio Vaticano II. Entérese de lo que hicieron los últimos 5 Papas después de esta declaración.
El Concilio Vaticano II fue clausurado el 8 de diciembre de 1965, Fiesta de la Inmaculada Concepción de María, y ya en ese entonces la Iglesia afirmaba la importante labor y misión de la mujer en la sociedad.
“Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga”, afirmó ese día Pablo VI.
“Reconciliad a los hombres con la vida. Y, sobre todo, velad, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detened la mano del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civilización humana”, pidió a las mujeres el ahora Beato.
En el Concilio Vaticano II, junto a Pablo VI estuvieron trabajando arduamente el entonces Obispo de Vittoria Veneto, Mons. Albino Luciani (Papa Juan Pablo I), el Arzobispo de Cracovia Karol Wojtyla (Papa Juan Pablo II) y el P. Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI).
Como fruto del Concilio surgieron la Constitución “Gaudium et Spes” y el Decreto “Apostolicam Actuositatem” sobre el papel de los laicos, en los que se menciona, entre otras cosas, el rol fundamental de la mujer en la Iglesia.
El Papa Juan Pablo I duró poco tiempo en el pontificado, pero ciertamente fue un “hombre del Concilio” y siguió sus líneas.
Luego tomó las riendas San Juan Pablo II, quien dio catequesis, emitió discursos, escribió mensajes sobre lo femenino y publicó la “Mulieris dignitatem”, una carta apostólica (1988) sobre la dignidad y la vocación de la mujer con ocasión del Año Mariano.
“La Iglesia expresa su agradecimiento por todas las manifestaciones del "genio" femenino aparecidas a lo largo de la historia, en medio de los pueblos y de las naciones”.
“Da gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres en la historia del pueblo de Dios, por todas las victorias que debe a su fe, esperanza y caridad; manifiesta su gratitud por todos los frutos de santidad femenina”, afirmó el Santo en su carta apostólica.
Benedicto XVI siguió el camino trazado por sus predecesores y utilizó muchas de sus catequesis para hablar sobre la biografía de grandes santas en la Iglesia.
En una de sus audiencias generales del 2007 resaltó el rol de la mujer en la historia de la salvación, desde la Virgen María, pasando por las mujeres valientes de la iglesia primitiva, hasta “las numerosas figuras femeninas que desempeñaron un papel efectivo y valioso en la difusión del Evangelio”.
“La historia del cristianismo hubiera tenido un desarrollo diverso si no hubiera sido por el generoso aporte de muchas mujeres”, señaló.
El Papa Francisco no se quedó atrás y en su Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” (2013) resalta el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, dentro del marco de desafíos eclesiales que plantea.
“Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”, exhorta el Pontífice.
Todos estos Papas han ido introduciendo poco a poco a las mujeres dentro de iniciativas, proyectos y comisiones eclesiales. Actualmente se puede ver una mayor presencia femenina en la Comisión Teológica Internacional y la Comisión del Vaticano para la Tutela de Menores.
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