EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

                                        Saludo Papa Francisco / Foto: L'Osservatore Romano
ROMA, 01 Ene. 15 / 02:46 am (ACI/EWTN Noticias).- Cada 1° de enero la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz y como es costumbre se reflexiona sobre el Mensaje del Papa Francisco, que este año 2015 se titula “No esclavos, sino hermanos”. Al comenzar este nuevo año, pidámosle a Dios que nos conceda el don de la Paz que muchas veces se ve amenazada por el egoísmo.
Paz es, en términos generales, la tranquilidad que procede del orden y de la unidad de voluntades, es la serenidad existente donde no hay conflicto. Mientras que la “paz interior” es la que proviene de la unidad de la voluntad humana con la divina, la cual se puede obtener incluso en medio de grandes dificultades y tormentos exteriores.
San Juan XIII decía en Pacem in terris (La paz en la tierra), que la “profunda aspiración de los hombres de todos los tiempos (la paz), no se puede establecer ni asegurar si no se guarda íntegramente el orden establecido por Dios. La Paz ha de estar fundada sobre la verdad, construida con las normas de la justicia, vivificada e integrada por la caridad y realizada, en fin, con la libertad”.
En este sentido, la Paz es un don de Dios que encuentra su plenitud en Jesucristo y su arma más poderosa es la oración. "La conquista de la paz a todos los niveles está unida a la conversión del corazón y a un auténtico cambio de vida", señaló una vez San Juan Pablo II.
Oración por la Paz de San Juan Pablo II
(Día Mundial por la Paz, 1 de enero del 2002)
Oh, Dios, Creador del universo,
que extiendes tu preocupación paternal sobre cada criatura y que guías los eventos de la historia a la meta de la salvación;
reconocemos tu amor paternal
que a pesar de la resistencia de la humanidad
y, en un mundo dividido por la disputa y la discordia,
Tú nos haces preparar para la reconciliación.
Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia;
envía tu Espíritu sobre nosotros,
para que él pueda obrar
en la intimidad de nuestros corazones;
para que los enemigos puedan empezar a dialogar;
para que los adversarios puedan estrecharse las manos;
y para que las personas puedan
encontrar entre sí la armonía.
Para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera por la verdadera paz;
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere el odio,
para que el perdón venza el deseo de venganza.
Con este preámbulo, te invitamos a meditar el Mensaje del Papa Francisco para la Jornada de la Paz 2015.

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