EDUCAR ES AMAR JOSE LUIS GONZALEZ

                          
Los eslóganes abortistas como “En mi cuerpo mando yo” o “Nosotras parimos, nosotras decidimos”, no tienen fundamento científico, ya que desde el momento de la concepción el embrión es un ser humano individual, no una parte de la madre.
Así lo señala el experto y director del Centro de Investigación Social Avanzada de México, Rodrigo Guerra López, quien explica a ACI Prensa que “hoy gracias a la investigación científica, particularmente gracias a la biología molecular y la biología experimental, vemos que el embrión humano en el momento de la fecundación es persona y merece respeto”.
En el marco de la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida celebrada a principios de marzo en el Vaticano, Guerra subraya que “de una manera todavía más contundente que hace 15 años, hoy la ciencia nos verifica que realmente se constituye a través de la fecundación no una parte de la madre, sino un organismo con suficiencia constitucional, con autonomía entitativa, con metabolismo propio desde el momento de la fecundación”.
“Eso que es algo que puede sonar muy científico pero que tiene una consecuencia bioética, y es que todos los derechos de la persona deben ser respetados desde el momento de la concepción”, precisó.
El experto sostiene que la investigación científica pro vida precisa de una mayor inversión, y afirma que por el momento, las células somáticas, y las células madre pluripotentes inducidas –células iPS- están dando lugar a nuevos tratamientos muy prometedores “y para los que se requiere indiscutiblemente más presupuesto”.
“En el futuro de las células madre de origen no embrionario, sino de origen somático reprogramado, en buena medida necesitan una mayor inversión para poder ofrecer una alternativa suficientemente eficiente que evite el tristísimo y criminal acto de tratar de generarlas a partir del sacrificio de seres humanos”, remarcó.
En este sentido, las células somáticas reprogramadas hoy son una esperanza para la bioética sin necesidad de investigar en embriones.
De hecho, quien empezó estas investigaciones, el doctor Shinya Yamanaka recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 2012 “por el descubrimiento de que células adultas pueden reprogramarse para convertirlas en pluripotentes”, y ha participado en algunas de los encuentros de la Pontificia Academia para la Vida.
“La ciencia y la conciencia tienen que caminar juntas si realmente quieren responder a la verdad. El respetar la dignidad de la persona humana y la ley natural no son cuestiones extrínsecas de la investigación científica, sino que una atenta mirada a la totalidad de los factores de la realidad”.
Eso, concluyó, “nos permite apreciar también las exigencias del orden moral como parte de la realidad que hay que atender y respetar”.

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